Tarde en la noche y luego de un día de mucho trabajo me hago un tiempito para mí. Pongo música y me siento en el sillón más cómodo de casa, ya todos duermen y me dispongo a organizar el día de mañana. Pero me falta algo, que es? Un té!
Reconfortante y delicioso en todas sus variedades, siempre en hebras, mi favorito es el té verde, solo o en blends. Cuenta la leyenda que el emperador chino Shen Nung, por el año 2700 AC, estaba sentado en el jardín , cuando a su taza de agua hirviendo le cayeron unas hojas de arbusto que tiñeron y dieron sabor a su bebida, ( el emperador sostenía que el agua potable era más higiénica luego de hervida) así descubrió el té. Dediquemos un par de minutos a prepararlo para liberar todo su aroma y sabor. Primero ponemos a calentar el agua, un poco antes de que llegue a hervir (80/90 grados aprox.) la apagamos. Tiramos un poco de agua en la tetera y la movemos para calentarla, descartamos esa agua y ponemos el té elegido, una cucharadita por persona . Vertemos el agua encima y esperamos unos minutos antes de tomar. Los té verdes no necesitan más de dos minutos de infusionar, mientras que los negros y oolongs necesitan algún minuto más y aceptan un poco más de temperatura. Hay regiones donde prefieren echar las hojas sobre el agua caliente y no a la inversa, otros lo oxigenan mucho para liberar más aromas, o también hay quienes hidratan sus hojas unos minutos en poca agua. Eligiendo nuevos té, cuidando su tiempo y temperatura es un buen principio para disfrutar este maravilloso legado oriental con todos sus beneficios para la salud y el corazón.