En breve comienza un nuevo año y con él, las ganas de nuevos proyectos, cambios de vida y adiciones saludables a nuestra rutina.
Para este nuevo comienzo les propongo una aventura: les propongo cultivar. Sí, cultivar; dedicar unos pocos minutos de nuestros días a esta reconfortante tarea que el hombre lleva a cabo desde tiempos remotos.
Cultivar sustentablemente hace bien emocionalmente, porque se convierte en nuestra terapia diaria y espacio de relajación para nuestro organismo, ya que podemos comernos el fruto de nuestra dedicación. Nos invita a compartir, a generar momentos en familia, a acercarnos a la naturaleza y promover los espacios verdes embelleciendo nuestro hogar.
La agricultura urbana se expande por el mundo gracias a la cantidad de beneficios personales, sociales y ambientales que nos propone.
Y lo mejor es que no es necesario contar con un jardín extenso ni una chacra, sino que con un balcón, o incluso una ventana, es suficiente. En libros, revistas o en Internet, podemos encontrar miles de artículos deseosos de explicarnos cómo empezar, qué cultivar y cómo disfrutar.
En casa ya empezamos. Plantamos nuestra bandera verde en un metro cuadrado del jardín y sin darnos cuenta se convirtió en el espacio más frecuentado del hogar. El contacto con la tierra se siente bien, la capacidad de generar vida enaltece y reconforta aprender a autoabastecernos. Nos enseña a tener paciencia, a ser humildes y entender que siempre podemos seguir aprendiendo.
Anímense a internarse en este fantástico mundo, y que la próxima frutilla la cosechen de su maceta en el balcón.