Barbacoas con los amigos, cerveza, helados... El verano es irremediablemente una época llena de tentaciones para los ojos y caprichos para el estómago.
Pero esta estación también puede aprovecharse para hacer un alto en el camino y proponerse un estilo de vida más saludable.
Si a diario se desayuna de manera correcta, con presencia de fruta, pan o cereales y lácteos, en vacaciones no se alterará la costumbre; en todo caso se afianzará.
Pero si por lo contrario, durante el año tomamos un café bebido a la mañana; lo que debemos realizar en las vacaciones es dedicarle el tiempo suficiente para armar un desayuno buffet con fruta, cereales, leche, pan y queso.
Los horarios suelen ser menos rigurosos, entonces podemos realizar las 5 ingestas en el día. Las colaciones por excelencia son las frutas: melón, duraznos y ciruelas, por ejemplo.
A diferencia del invierno, en el verano puede ser que el gasto calórico sea mayor, y que entonces las necesidades de ingesta sean mayores también.
Si realizamos un almuerzo liviano porque estábamos en la playa, lo que debemos realizar es una merienda más fuerte, similar al desayuno, así la cena será liviana y nos obligará a que el desayuno sea fuerte al día siguiente.
Los helados son la tentación más importante y peligrosa en el verano. Por suerte tenemos la opción de los helados diet, con una reducción del 33% de grasas y de hidratos de carbono, siendo una buena salida para las tentaciones. No olvidemos la oferta de frutas que tenemos en esta época del año, siendo el postre ideal de toda comida.