Qué bueno sería poder prender la parrilla siempre que tenemos ganas: un asado, un pescado o unas verduras asadas... Siempre hay una buena excusa para hacerlo. Lamentablemente, por mil motivos no podemos hacerlo todas las veces que quisiéramos, por eso hoy les traigo una idea genial: un aceite saborizado a las brasas, que nos brinda ese suculento sabor a parrilla.
La técnica es muy sencilla: se agregan tres brasas calientes a un bowl, se vierte encima medio litro de Aceite de Oliva Monte Cudine, se tapa y se espera un día. Luego, pasado ese reposo, se cuela con un colador fino o de tela y listo para usar.
Con esto en mente, el pasado fin de semana nos avocamos a la difícil tarea del asado dominguero, en busca de la brasa ideal para mi aceite. Para probar utilicé brasas de leña de limonero. Hace un par de meses se nos secó un hermoso limonero que teníamos, y utilizar su madera en esta preparación me pareció una buena oportunidad de rendirle homenaje y perdurarlo en el tiempo. Igualmente, podemos utilizar carbón o leña que tengamos a mano.
Con mis brasas candentes en el bowl, aproveché y agregué unas bayas de pimienta, un chile seco y unas hojas de laurel. Vertí por encima medio litro de Aceite de Oliva Monte Cudine. En ese momento, sale un montón de humo, hay que taparlo rapido para no perderlo y lo dejé reposar un día. El aceite toma un profundo color y se vuelve un poco más denso. Lo colé, usando un filtro de café, lo puse en mi aceitera y al probarlo voilá! Un sutil ahumado que enriquece cualquier preparación, nos recuerda al último asadito y nos prepara para el próximo, ¡a disfrutarlo!