1.No mantener los alimentos a temperatura ambiente durante más de cuatro horas.
2.Limitar todo lo posible el tiempo que pasa entre la elaboración y el consumo.
3.Lavar las frutas y verduras con agua potable y, si es posible, desinfectar las hortalizas.
4.Almacenar todos los platos a temperaturas de refrigeración, en una conservadora portátil con su correspondiente agua y hielo.
5.Envasar los alimentos de forma hermética.