En estos días fríos, confortarse con una compota como postre o tentempié es una opción ideal para seguir incorporando frutas a nuestro menú, ¿y por qué no darle nuestro toque original?
La compota es una preparación originaria de Francia. Consiste en cocinar fruta fresca o deshidratada en un almíbar liviano, muchas veces aromatizado con especies y agregados como vino o jugos de fruta.
Es perfecta para tener guardada en la heladera, esperando el momento ideal para consumirla.
Vamos a utilizar frutas carnosas y con consistencia como manzanas, peras, ananá, duraznos, damascos, ciruelas, higos, mangos; pero también frutas rojas como frutillas o arándanos o frutas pasas como ciruelas, dátiles o higos.
Siempre buscando aquellas que tengan su carne firme y en buen estado. Podemos cocinar la fruta entera o en trozos, como así hacer compotas de una sola fruta o mezclando nuestras preferidas.
El almíbar podemos prepararlo con azúcar rubia, blanca o miel, aromatizarlo con especias como Canela, Clavo de olor, Anís, Vainilla, Pimienta Monte Cudine, agregarle un poco de ralladura de naranja, limón, jengibre fresco, hierbas como menta y Tomillo Monte Cudine, o sustituir parte del agua con jugo de fruta, vino o alguna otra bebida espirituosa para una compota con mucha personalidad.
Para una compota simple de peras: pelar 3 peras, sacarles el carozo y cortarla en cuartos. Combinarlas en una olla con 2 taza de agua, ¾ taza de azúcar,1 cucharada de miel, jugo de media lima, 1 trozo de Canela en rama Monte Cudine y un pedacito de jengibre. Llevarla a fuego medio, tapada y cocinarla unos 15 a 20 minutos, dependiendo de lo madura que esté la fruta. Lo ideal es no cocinarla mucho, que esté cocida pero aún mantenga su firmeza. Dejarla enfriar en el almíbar y guardar en la heladera para consumirla.
Pruébenla con yogur para el desayuno, con crema batida o chocolate de postre y sobre un pedazo de queso y Pimienta Monte Cudine para una picada.