Cuando en la cocina pensamos en saludable, no pensamos en comida desabrida o aburrida, sino que pensamos en buenas materias primas, en cocinar balanceado y sumamente fresco. Lo fresco del producto va de la mano con sus virtudes y saber cuidar y mantener los atributos de cada uno de los ingredientes es tarea primordial de los cocineros, tanto los profesionales como en casa.
Dedicar tiempo y pienso a la cocina y sobre todo a las compras no es un lujo sino una tarea importantísima a la cual debiéramos darle su lugar, porque como dice el dicho, sin duda, somos lo que comemos, y cuanto más consciente sea nuestro consumo, mejores resultados obtendremos, que se reflejarán directamente en nuestra salud.
Por eso siempre recomendamos:
- Consumir verduras y frutas en época, nos aseguramos que sean más frescas, estén en su punto y a mejor precio.
- Guardar en casa todos los alimentos bien empacados, ya sean carnes, productos no perecederos o vegetales. Si vamos a congelar hacerlo con cuidado siguiendo las recomendaciones de cada producto y colocando fecha y descripción en cada paquete.
- Si nos atrevemos, hacer la mayor cantidad de productos de manera casera, como salsas, masas, empanados y milanesas, mermeladas y conservas, etc. De ésta manera conocemos el proceso de nuestro alimento y exactamente qué contiene, evitando aquellos productos que no nos hacen bien.
- Hacer menús variados, semana a semana, mes a mes. Contemplar los gustos de todos pero también atreverse a probar y mezclar, disfrutar las posibilidades de cada alimento.
- Y por último, si les queda un rinconcito, plantar algo comestible: hierbas, tomates, frutillas o lo que prefieran, cuidar la planta y verla crecer. Darnos cuenta el tiempo y la dedicación que necesita cada alimento desde que nace hasta que llega a nuestra mesa, nos ayuda a ser más conscientes del valor del alimento y nos llena de orgullo a la hora de comer, valorando así cada bocado.