“Siete virtudes tiene la sopa: calma la sed y el hambre apoca, hace dormir y digerir, sabe bien, nunca enfada y pone la cara colorada”.
La sopa representa en casi todos los países un plato básico de antigua tradición, que se come antes, durante o después de las comidas según las costumbres y en algunos casos debido a la cantidad de ingredientes que la componen y a su consistencia, es el primer plato de la mañana que actúa como energizante para enfrentar al resto del día.
Lo cierto es que es un alimento reparador como pocos y que en los días de frío devuelve el alma al cuerpo. Pero como todo plato, tiene etiqueta propia y es bueno conocer algunos detalles para no quedar en desventaja con nuestros modales.
Consejos para “no hacer sopa” al tomar la sopa
· Por más de que esté caliente no se debe soplar ni revolver con la cuchara levantando y dejando deslizar incesantemente el líquido para apurar el enfriado, como lo haríamos con la de los niños. Si realmente no se puede tomar, conviene esperar y comenzar por los bordes.
· Evite todo tipo de ruidos extraños al ingerirla. En otras culturas como la china, suelen ser llamativamente ruidosos, pero está bien visto en sus modales. Lo hacen así para enfriar el contenido.
· Cuando el plato esté casi vacío, no se inclina para terminar con el sobrante raspando la cuchara contra la base del plato para dejarlo limpio.
· Si la sopa se sirve en plato hondo, al finalizar, la cuchara se deja sobre el mismo con la parte cóncava hacia arriba; si se sirve en tazones, se deja sobre el plato colocado debajo, con el lado cóncavo también hacia arriba, o bien, se puede terminar su contenido tomándolo por sus asas, pero nunca quebrando la cabeza hacia atrás queriendo beber hasta la última gota.
· No vencer el cuerpo llevando la cabeza al plato; es la mano con la cuchara la que va a la boca. No obstante un leve acercamiento al plato es correcto.
· No sobrecargar la cuchara con líquido porque es muy probable que derrame el contenido durante el recorrido.